domingo, 15 de abril de 2012

Una alumna de la UAB altera la agenda mediática turca con un ejercicio en redes sociales

“Crear un Trending Topic” en Twitter. Ése era el enunciado de una de las prácticas semanales que planteamos a los alumnos del Postrado de Estrategia y Creatividad Interactiva de la Universitat Autònoma de Barcelona hace unos días.

Hubo varios ejercicios interesantes, pero ninguno de ellos fue capaz de lograrlo. Sin embargo,la alumna turca Gülin Topaç, consiguió difundir un bulo que trascendió a los principales periódicos, revistas y medios televisivos de su país.
Aprovechando que la cuestión religiosa “es un tema candente en Turquía” –según explicaba ella misma en clase- dejó “entrever que las instituciones oficiales habían retirado a Can Bonomo -cantante judío- su candidatura para representar al país en Eurovisión, por motivos que todo el mundo podía imaginar”. El 99% de la población turca es musulmana, con lo que se planteaba una noticia falsa pero creíble, basada en una conversación latente en la cultura local, lo cual facilitó que se propagase tan rápidamente en las redes sociales.

Gülin creó un blog lanzando la falsa noticia y elaboró un plan de difusión que en apenas dos días había traspasado los medios digitales para aparecer en primera plana en la televisión pública TRT, o en decenas de medios nacionales, e incluso obteniendo respuesta en Twitter del propio cantante.



Ante tal alcance, sugerimos a Gülin que se pusiera en contacto con los medios que habían publicado el rumor para aclararles la situación, lo que inmediatamente le llevó a ser entrevistada por diferentes televisiones turcas.

Aunque el de Gülin fue el ejercicio mejor resuelto de la clase, no creimos conveniente calificarlo con un 10 porque, en vez de intervenir en la realidad, la falseó. Y esa falta de honestidad tiene sus consecuencias. Afecta, por ejemplo, a la reputación de la televisión pública turca e incomodó en cierta medida al cantante, que tuvo que salir al paso desmintiendo la noticia públicamente. Pero, pese a ello, el ejercicio fue sobresaliente. De hecho, la notoriedad del cantante seguramente haya aumentado después de la iniciativa, con lo que en realidad, nadie salió perdiendo.

Después de aparecer en La Vanguardia, El Periódico de Catalunya, Telecinco, El Economista,Yahoo o Intereconomía, Can Bonomo "a lo mejor hasta consigue algún voto español en Eurovisión", bromeaba Gülin.

Según explicaba, algunos periodistas turcos la han felicitado porque “hemos hecho reflexionar a mucha gente al poner en tela de juicio la veracidad de las noticias y la falta de rigor en la comprobación de las fuentes”. Algo que no ocurre solo en Turquía: hace apenas un mes se daba un caso similar -que sí logró ser Trending Topic- cuando se anunciaba que Casa Tarradellas iba a lanzar una edición especial de paté de hígado, cuyo naming sería Paté Abidal, en honor al futbolista culé que padece cáncer de hígado.

Haciendo referencia al comentario del escritor turco Sunay Akin en el vídeo anterior, la dinamita puede ser usada para hacer la guerra o para construir obras públicas. Pero eso no la convierte en buena o mala. Serán quienes la usen los responsables de hacerlo de una manera u otra.

En este caso concreto, los estudiantes han podido aprender con dinamita entre sus manos. Su campo de pruebas ha sido la realidad. Un contexto real y experimental, en que que han tenido que ir tomando decisiones inmediatas, reaccionando ante las consecuencias que tenían sus acciones y comportándose igual que lo haría una agencia de publicidad, o una marca, en una situación de crisis o en medio de una campaña de comunicación.

Si una alumna con presupuesto cero es capaz de conseguir estos resultados en un par de días desde su casa, ¿hasta dónde puede llegar una estrategia creativa de una marca valiente en las redes sociales?


jueves, 22 de diciembre de 2011

“Los datos públicos tienen un gran potencial y están infrautilizados”. #OpenData

Gasofa.es - que permite comprobar los precios de la mayoría de estaciones de servicio en España-, o lalistadelacompra.org - que permite ordenar rápidamente los supermercados según sus precios- son algunos de los primeros ejemplos de aplicaciones web desarrolladas en nuestro país gracias a la apertura de datos públicos.

Otra de las muestras más destacadas de aplicación web basada en la práctica de Open Data es dondevanmisimpuestos.es, desarrollada por David Cabo, en colaboración con Open Knowledge Foundation, para que cualquier ciudadano pueda visualizar los presupuestos oficiales de la Administración Central del Estado y la Seguridad Social.

David Cabo es vicepresidente de Pro Bono Público, una ONG que busca la apertura de datos públicos y el uso de la tecnología para aumentar la transparencia como forma de mejorar nuestra vida en sociedad.


David, ¿qué beneficios puede aportar el Open Data a los ciudadanos?

Los datos públicos tienen un gran potencial y están infrautilizados. Si se liberaran en formatos reutilizables servirían para generar aplicaciones prácticas en el día a día - como saber dónde está la farmacia de guardia o cuando llega el autobús -, productos artísticos y culturales y herramientas de transparencia y rendición de cuentas de las administraciones a los ciudadanos.

Entonces también puede beneficiar a empresas y gobiernos...

Efectivamente. De esta nueva información pueden surgir nuevas empresas - que ofrezcan servicios añadidos a partir de los datos públicos -, y también pueden aprovecharse empresas existentes para mejorar sus procesos. Por ejemplo utilizando datos del catastro, información geográfica y estadísticas para planificar dónde abrir una tienda o cómo organizar sus rutas de transporte.

Los gobiernos se beneficiarían, por un lado, porque serían más eficientes internamente, ya que ellos también son usuarios de su propia información y actualmente les cuesta encontrarla y, por otro lado porque una mayor transparencia redundaría en una mejor relación con los ciudadanos.

¿Crees que una política Open Data podría contribuir a recuperar la confianza de la ciudadanía en las instituciones?

No va a ser algo automático ni inmediato, y habrá que dar más pasos, pero me parece un prerequisito: sin transparencia por parte de la administración todos tendemos a imaginar lo peor; y sin transparencia no puede haber diálogo ni participación. Existe un miedo a que los ciudadanos malinterpreten los datos, o a que no los entiendan, y es cierto que es un riesgo, pero confío en la labor de los periodistas para analizar e interpretar la información.

En general, airear la información suele dar miedo, pero no solo a los políticos, también a los ciudadanos. ¿Cuáles son los riesgos reales?

Hay gente que tiene miedo a que la publicación de datos invada su privacidad, pero es un miedo infundado. Estamos hablando de liberar información sobre el tiempo, el medio ambiente, transporte, presupuestos, facturas públicas... Son datos no personales, anónimos, y eso no provoca ningún riesgo para los ciudadanos.

Precisamente Europa, que es muy celosa con la protección de datos personales, parece muy dispuesta a ir abriendo datos progresivamente...

Sí, la Unión Europea ha destacado el potencial económico de todo esto y, por ejemplo, el gobierno británico ha venido a decir a los emprendedores y el sector tecnológico algo así como “no os puedo dar dinero, pero os puedo dar datos para generar negocio”.

Algunas Comunidades Autónomas españolas comienzan a abrir datos públicos y en octubre se aprobó un Real Decreto por el que se desarrolla la Ley sobre reutilización de la información del sector público. ¿Cuál es tu opinión al respecto de estos avances?

Hay algunos muy buenos ejemplos, como Navarra o Euskadi, pero falta coordinación y empuje político a nivel nacional. En general, los esfuerzos de las administraciones de momento son aislados y a veces con un objetivo electoralista. Con pocos datos y poco interesantes: se puede comparar los portales de datos públicos inaugurados antes de las elecciones con los aeropuertos sin aviones que vemos por todo el país.

El Real Decreto es un paso en la buena dirección, pero aún falta voluntad política para obligar a los organismos a publicar todos sus datos. Y es paradójico que estemos regulando la reutilización de la información, pero todavía no haya una Ley de Transparencia - prometida desde el 2004 - que reconozca el derecho de los ciudadanos a acceder a la información pública.



Quizá estemos viviendo la época de mayor demanda de transparencia - institucional, empresarial y personal- de la historia. ¿En qué medida crees que han influido entidades como Wikileaks o CreativeCommons?

Wikileaks es el resultado de sistemas de transparencia que no funcionan o que no están siendo aplicados adecuadamente. Muchos de los cables que fueron publicados contienen información que podría haber sido solicitada utilizando las leyes de acceso a la información, solo los cables más polémicos, aquellos que incluían información sensible, probablemente hubieran sido objeto de debate. Las leyes de acceso a la información contemplan una serie de excepciones para proteger otros intereses legítimos como son la privacidad de las personas, la seguridad y defensa nacional o la salud pública. El riesgo de utilizar sistemas como Wikileaks es que estos intereses igual de legítimos quedan desprotegidos.

Creative Commons no tiene que ver con la transparencia de la información (¿qué está disponible?) sino con su reutilización (¿qué puedo hacer con ella?). Creative Commons quiere - y creo que lo consigue - aumentar la riqueza de la producción cultural aclarando las condiciones en las que un dato o una obra pueden ser reutilizados.

Hablamos de reutilizar datos pero, ¿a quién pertenecen en realidad esos datos? En materia política parece aceptado que los datos generados por comportamientos de los ciudadanos deberían serles devueltos. Es decir, debería permitirse el libre acceso a esos datos a los ciudadanos porque es a ellos a quienes pertenecen. Pero en una relación usuario-empresa, quién debería ser el propietario de los datos que genera un servicio, ¿la empresa o sus usuarios?

Si hablamos de datos personales, como los que almacena Facebook o Google, son del usuario. Deberíamos ser capaces de extraer toda la información que Facebook almacena de nosotros, por ejemplo, para mudarnos a otra web si nos apetece. Los servicios web más recientes intentan ser monopolísticos y almacenan en sus servidores toda la información, extrayendo beneficio de ella gracias a la publicidad, pero un modelo más ajustado al Internet original consistiría en que cada persona almacenara sus propios datos (tweets, fotos...) y que eligiera en cada momento lo que quiere compartir y con quien. Hay iniciativas para diseñar webs en esta línea, como unhosted.org.

En cuanto a datos que se generan al utilizar un servicio, como el consumo de agua o electricidad, el gobierno británico lanzó recientemente una iniciativa, 'midata', que promueve que las empresas compartan estos datos con sus clientes, para que estos puedan analizar mejor por ejemplo su consumo de luz a lo largo del día, y tomar decisiones en base a eso.

Creo que veremos más iniciativas en esa línea.


lunes, 7 de noviembre de 2011

Ganar dinero confiando en desconocidos

Cloudliving es una vida P2P, una red persona a persona, y no solo ordenador a ordenador. Una vida en la que se tiene solo lo que se necesita y lo que no, se sube a la nube para que otro lo aproveche optimizando el uso de los recursos existentes. Una vuelta a los sistemas más primitivos de intercambio sin sacrificar en absoluto los niveles de calidad de vida alcanzados ni la capacidad de elección entre productos”.

El párrafo anterior es un corta y pega de un texto que publicamos en febrero sobre el consumo colaborativo. Una tendencia consistente en usar internet como una nube en la que transformar tus activos en dinero.

La misma semana en que se publicaron esas líneas, Airbnb —un servicio online que pone en contacto a viajeros que buscan alojamiento con propietarios que alquilan una habitación vacía o su vivienda completa cuando están ausentes— alcanzó la cifra de un millón de noches reservadas. Dos meses después, esta misma empresa fue valorada en 1.000 millones de dólares. Y en julio ya se habían reservado dos millones de noches a través de la plataforma. Números suficientes como para empezar a preguntarnos si el consumo colaborativo es solo una tendencia o si se trata de una nueva cultura que pronto podría ser mayoritaria.

Habrá que esperar para conocer la respuesta. Pero si entendemos una tendencia como una idea o una fuerza que se inclina en una dirección, resulta más fácil intentar comprender de dónde viene que adivinar a dónde va.



El consumismo extremo —consumismo, del latín ‘consumĕre’, significa gastar o destruir—, en un contexto económico como el actual puede haber sido uno de los aceleradores, ya que una gran masa de bienes con poco uso conviven con la creciente necesidad de obtener ingresos. La rápida penetración de los smartphones, la tecnología de geolocalización y las redes sociales han facilitado que el proceso de intercambio sea por primera vez suficientemente ágil. Y, tal vez, la reciente conciencia ecológica haya sido un elemento motivante para fomentar el aprovechamiento de los recursos. Pero lo que resulta digno de estudiar en el origen de esta tendencia es la posición central que ocupa el concepto de confianza y la manera de entenderla y de construirla en el entorno online.

A través de la tecnología y la cultura digital, estos nuevos modelos de empresa han sido capaces de crear sistemas de confianza tan firmes y estables como para que millones de personas confíen en millones de desconocidos, para que un propietario neoyorquino se vaya tranquilo de vacaciones habiendo confiado las llaves de su apartamento a una pareja de viajeros santanderinos o para que un veterano conductor le preste su Audi durante un fin de semana a un joven al que no había visto en su vida.

Ilustración extraída de la infografía interactiva futureofcarsharing.com

Toda relación de confianza está basada en el afecto o en el conocimiento. Pero si se trata, por ejemplo, de prestar tu coche a un extraño —algo que ya se puede hacer en España a través de empresas como movomovo.com o socialcar.com— el afecto y el conocimiento parten de cero.

Por eso este tipo de empresas se ha preocupado por crear mecanismos que reducen la percepción de riesgo. La conexión con redes sociales permite verificar la identidad de los inscritos en estas nuevas plataformas, y las evaluaciones entre usuarios después de cada transacción contribuyen a formar la reputación de cada uno de ellos, lo que les obliga a comportarse adecuadamente si pretenden mantener sus niveles de confianza y seguir sacando provecho del servicio. Se da, por tanto, un sistema de relaciones similar al que podría haber entre vecinos del mismo barrio trasladado a un entorno online. Solo que en lugar de compartir un libro o una pizca de sal, comparten un sofá donde pasar la noche (couchsurfing.org), un jardín donde acampar (campinmygarden.com), una parcela donde dejar una autocaravana (caravanio.com), una habitación o un apartamento completo (airbnb.com, housetrip.com, 9flats.com), parte del ancho de banda Wi-Fi (fon.com) o, incluso, dinero (comunitae.com).

El CEO y cofundador de Airbnb, consciente del valor estratégico que tiene la confianza para su negocio, utilizó otra técnica para construirla: la demostración. Brian Chesky abandonó su casa durante 6 meses para vivir temporalmente en 30 de las viviendas ofrecidas por usuarios de la comunidad que él mismo había creado. Nada mejor que probar tu propia medicina para demostrar públicamente que funciona.




Este artículo ha sido publicado en la revista Ling, en noviembre de 2011.

martes, 1 de noviembre de 2011

¿Qué te viene a la cabeza si te digo “El Cairo”?

Juguemos.

Sin pararte a pensar demasiado (y sin seguir leyendo), escribe en los comentarios las 5 primeras palabras que te vengan a la mente relacionadas con la capital de Egipto.

Ante esta pregunta probablemente muchos de nosotros habremos pensado en pirámides, faraones, esfinges, jeroglíficos o arena. Si hacemos este experimento con diseñadores gráficos y amantes de la tipografía de todo el mundo, ¿qué responderían?

Esto es, más o menos, lo que está haciendo el colectivo Neue en el website showusyourtype.com. Tres Directoras de Arte en Publicidad iniciaron en enero de 2010 un proyecto sobre dos cosas que les encantan: la tipografía y las ciudades. Desde su site proponen regularmente como desafío representar una ciudad concreta y cientos de participantes envían su visión de esa urbe a través de un cartel. El único requisito que deben cumplir es utilizar el nombre de esa ciudad.

La libertad creativa de los participantes convierte este ejercicio en un radar que detecta los significados a los que se asocia cada lugar. Una estructura similar al juego con el que hemos empezado, pero con un grado de sofisticación bastante mayor.

Tanto si eres participante como si entras sólo a curiosear, Show us your type es una ventana hacia un pequeño viaje imaginario, donde puedes encontrarte con perspectivas parecidas a la tuya, absolutamente diferentes, representaciones previsibles o visiones inesperadas. Un auténtico viaje de percepciones.

Por el momento, ya han sido exploradas Nueva York, Barcelona, Berlin, Hong Kong, Kingston y, la última en publicarse en su web, El Cairo.

- ¿Cómo ven El Cairo los diseñadores?

Aunque el valor artístico, estético o tipográfico de los trabajos es indudable, en cierta forma, sus percepciones no distan demasiado de la que podríamos tener cualquiera de nosotros. Prueba de ello es que hemos podido contabilizar 41 alusiones a pirámides, 10 a jeroglíficos y 9 a esfinges o faraones entre los 100 carteles seleccionados para exponer online. Al fin y al cabo, todos vivimos en el mismo planeta.

Pero dicen los creativos que de la cantidad surgen la calidad y las conexiones inesperadas. Por supuesto, en esta selección también hay visiones mucho más particulares:


- La Revolución Egipcia

Superponer un rostro faraónico a la figura del Che podría haberse interpretado en otro contexto, por ejemplo, como la “souvenirización” de la cultura, pero la frase “la revolución ha sido televisada” no lleva a equívocos: por la cabeza del diseñador Carlitos Adán (Mallorca) seguramente debieron de cruzar imágenes de los manifestantes en la Plaza de la Liberación, que en febrero de 2011 celebraron la renuncia del que había sido presidente de Egipto durante cerca de 30 años, Hosni Mubarak.

La combinación de estos tres significados (Che, faraón y cita) provoca una conexión inesperada, un significado radicalmente nuevo.

Quién les iba a decir a Ernesto Guevara, por muchos kilómetros que hizo en sus viajes, o al músico americano Gil Scott-Heron, autor de “The revolution will not be televised”, que sus vidas y obras acabarían siendo utilizadas como iconos para resumir una visión tan personal sobre El Cairo.

- Going to Cairo, el videojuego

Otra interesante combinación es la que presenta Iván Moreno (Cork), contextualizando El Cairo en la estética y el formato propios de los arcaicos cartuchos de Nintendo. Una representación con interpretaciones mucho más abiertas que la anterior. ¿Se ha convertido El Cairo en el escenario de ficción de un videojuego del pasado?, ¿viajar allí es una experiencia similar a una aventura gráfica?, ¿hacer turismo es comparable a transportarte a una realidad virtual?

Una de las cosas buenas de Show us your type es que, si queremos preguntar algo a los autores, podemos ponernos fácilmente en contacto con ellos.

- Camel no viene de El Cairo

Raphael Freire (Barcelona) eligió para su cartel una tipografía que recuerda a las cajetillas de Camel, una marca de tabaco que, en contra de lo que todos podríamos creer, no tiene nada que ver con la ciudad. En realidad, estos cigarrillos proceden de Turquía y Virginia, pero es cierto que el dromedario -que no camello-, las palmeras y la pirámide de la conocida ilustración de la marca nos hacen pensar lo contrario.

- “También tenemos playas”

Un diseñador de Mendoza, bajo el pseudónimo “oveja” presenta una imagen en la que un triángulo puede ser interpretado como una pirámide, o como un bikini, según se mire. Aunque lo que de verdad sorprende es su afirmación: “también tenemos playas”. Desde tan lejos, tal vez la realidad se vea un poco distorsionada, ya que la más cercana se encuentra a casi 150km.

Oveja / Mendoza

- La belleza no necesita explicación

Cuando viajamos, a veces necesitamos satisfacer nuestra curiosidad, leer guías o escuchar a nativos qué historias hay detrás de las piedras. Deseamos ver lo que no se ve. Otras veces, simplemente disfrutamos del placer de observar lo que tenemos delante.

Esto último es lo que te podría pasar al tropezarte con las aparentemente sencillas letras momificadas de Stefanos Pothimidis (Tesalónica). Una experiencia subjetiva en la que los elementos sencillamente parecen vivir en equilibrio.

- Próxima parada, Melbourne

Destino abierto a la participación hasta el 23 de noviembre. Si a primera vista no te viene gran cosa a la cabeza, abre una ventana en el navegador y comienza a observar. Tu viaje acaba de empezar.



martes, 14 de junio de 2011

Atrápalo lanza hoy en televisión una campaña teaser que jamás será resuelta

Se trata de una campaña basada en una supuesta empresa, Revívelo, que se dedica a la implantación de recuerdos en la memoria de la gente. Para vender sus servicios, la compañía se presenta con un spot de televisión en el que ofrece sus servicios asegurando que se trata de una intervención indolora, que no produce efectos secundarios, ni deja secuelas. Eso sí, la tecnología no parece muy depurada porque al final del spot una cola añade que se buscan voluntarios para un test pionero. El anuncio recuerda en tono y temática a algunas películas clásicas de ciencia ficción, una mezcla de Desafío Total, Abre los Ojos y Matrix.



La propuesta no parece muy creíble, por supuesto, y seguramente nadie creerá que tal compañía exista, pero sí suscita una pregunta que no parece tener respuesta sencilla: ¿qué marca se esconde tras el anuncio? No se sabe, ni se sabrá. Se trata de un teaser extremo. Atrápalo no aparece en el anuncio, al menos aparentemente, ni aparecerá posteriormente en un segundo spot dando solución a las incógnitas planteadas, porque no habrá un segundo spot. Si alguien quiere respuestas, deberá ir a buscarlas. ¿Dónde? Allí donde habitualmente uno va a encontrar las respuestas: en internet.
Por primera vez en una campaña se emplea la televisión como parte inconclusa de un proyecto de comunicación global. La televisión, como medio masivo, sirve para generar curiosidad, para plantar preguntas, para lanzar la intriga. Internet, como entorno ubicuo, siempre a nuestra disposición, sirve para resolverlo. La campaña en televisión, por lo tanto, genera un grupo de gente con preguntas sin respuesta, necesitada en encontrar la solución, e internet genera un segundo grupo de gente que tiene la solución y con la necesidad de contarlo. El objetivo de Atrápalo es poner en contacto ambos grupos, en su página en Facebook, que es lugar donde se producen hoy en día la mayoría de los encuentros y donde suceden gran parte de las conversaciones.

Será en internet, en sus espacios sociales (En su página de Facebook, su perfil de Twitter y a través del hashtag #revivelo) en el web de Atrápalo, o en el site de Revivelo.com, donde los curiosos descubrirán que, efectivamente, cuando viajamos implantamos en nuestra memoria experiencias que jamás olvidaremos, que es un proceso indoloro -aunque dado el espacio de los asientos de los aviones, algo incómodo-, y que cada uno puede escoger el tipo de implante que desea para disfrutar durante unos días una experiencia que jamás olvidará. Allí también descubrirá que los voluntarios requeridos para el test de implantes de recuerdos, en realidad optan por experimentar viajes a los destinos exóticos de manera gratuita, y de este modo tener la oportunidad de almacenar recuerdos que difícilmente nunca más podrán borrar de su mente.


En realidad, será en internet donde descubrirá que nada de lo que se decía el spot, era falso, sino simplemente ambiguo.

La campaña, ideada por DoubleYou, integra televisión, prensa y campaña online, que son los medios donde se lanza Revívelo, y plataformas web y espacios en redes sociales, que es donde Revívelo se transforma en Atrápalo.

RELACIONADO:


viernes, 3 de junio de 2011

Dos hombrecillos desde una realidad paralela

(Podrás encontrar este mismo artículo en la edición en papel de la revista Yorokobu del mes de junio).

Tengo grabada en mi cabeza la imagen de dos curiosos hombrecillos. Aunque hay pruebas de que hemos establecido contacto, aún me cuesta creer que sean reales. Se hacen llamar The Yes Men y vienen de una realidad paralela. O eso creo.

Tras un tiempo siguiéndoles la pista, he descubierto su misión: corregir la identidad de las empresas que se comportan equivocadamente en nuestra realidad. No entiendo nada de física cuántica pero imaginaba que, a través de una especie de agujero de gusano o alguna fisura del sistema, The Yes Men se han ido colando momentáneamente en nuestro lado para intentar evitar que este mundo se vaya a la mierda.

Foto de ItzaFineDay

En uno de nuestros contactos, Andy Bichlbaum y Mike Bonanno -sus nombres secretos cuando cruzan a nuestra realidad- me confesaron que “seguramente el comunicado de Dow Chemical emitido en directo por la BBC” fue su aparición “más efectiva y con mayor alcance”. Dow es la empresa responsable del desastre de Bhopal, India (1984), una catástrofe química que provocó la muerte a miles de personas. Cuando se cumplían veinte años de la desgracia, Andy se hizo pasar por un portavoz de la compañía, anunciando que, por fin, la empresa asumiría responsabilidades. Para cuando los auténticos portavoces de Dow desmintieron sus declaraciones, ya habían perdido 2.000 millones de dólares en bolsa.

Desde entonces, cada vez que han sido vistos en nuestra realidad, han hecho temblar a corporaciones como ExxonMobil (2007), BP (2008), o General Electric (abril de 2011), sin que ningún medio de comunicación se diese cuenta de que quienes hablaban ante sus cámaras no eran ejecutivos sino activistas utilizando técnicas afines al situacionismo.

Cada vez que oía hablar de ellos pensaba que saltar de una realidad a otra para trastocar los planes de entidades tan poderosas debía de tener sus implicaciones pero, por lo que me han explicado ellos mismos, nada grave. “Recibimos algunas cartas legales, pero no han sido problema. Estamos siendo demandados por la Cámara de Comercio de Estados Unidos, pero tampoco es un problema porque tenemos asistencia legal gratuita de la EFF” (Electronic Frontier Foundation), una organización sin ánimo de lucro que trabaja en defensa de los derechos y libertades civiles en el mundo digital.

Está claro que se lo montan bien. Irrumpen sembrando el caos, generalmente de manera divertida, bromeando, como si quisieran despertarnos de nuestro letargo, de ese “deseo de dormir” que padece la sociedad moderna, como afirmaba Guy Debord, el padre del situacionismo y autor de La Sociedad del Espectáculo (1967).

Debord afirmaba que “lo que ha sido representado como la vida real se revela simplemente como la vida realmente espectacular”. El espectáculo sustituye, pues, a la realidad. The Yes Men sigue las reglas del juego de la sociedad moderna y se convierte en un actor dentro de ese espectáculo. Su labor no es mentir, sino representar lo que las empresas deberían estar haciendo.

“Pensábamos que siendo como un espejo para la gente a la que estábamos criticando, diciendo “sí” en su propio terreno, podríamos conocerles mejor”. No sé si el espejo es el puente que utilizan para cruzar ambas realidades, pero al menos me ha quedado claro de dónde viene ese nombre de superhéroes.

OTROS SERES

De un tiempo a esta parte he percibido ciertas irregularidades en nuestra realidad, lo que me lleva a pensar que The Yes Men no son los únicos seres que se cuelan en este lado. Sospechaba que colectivos como ImprovEverywhere, causantes de escenas como Frozen Grand Central oNo Pants Subway Ride también saltan entre ambos mundos, así que se lo comenté a Mike. “¡Nos gusta mucho lo que hace ImprovEverywhere! Estaría bien que en sus acciones hubiera un poco más de componente político, pero son muy divertidos”- me dijo. Y ¿qué hay de Sacha Baron Cohen -Ali G, Borat, Bruno-? -“Nos encantan sus gilipolleces. El trabajo que hizo, especialmente con Ali G, poniendo en ridículo a poderosos políticos, fue genial”.

Todos ellos realizan pranks (bromas embarazosas) o hoaxes (bulos). Unos usando el humor de manera más trascendente o más próxima al détournement anticapitalista y otros menos trascendente o más próxima a la performance artística, pero todos mezclando crítica social con producción cultural en distintos porcentajes. Resulta evidente que este enfoque, basado en el entretenimiento, el asombro y la diversión, hace que la crítica sea más digerible y contagiosa y seguramente sea la clave de su éxito. “Puede haber cosas graciosas que lleguen a la gente o puede haber cosas poéticas que también lleguen a la gente. No hay reglas estrictas sobre cómo conseguirlo. Lo que funcione, es lo que será mejor”, opina Mike.

MENSAJE PARA ESTE LADO DE LA REALIDAD

Dado su profundo conocimiento sobre medios de comunicación, creatividad, redes sociales y guerrilla, me preguntaba si serían capaces de pasar una larga temporada en este lado de la realidad, asesorando a marcas para mejorar nuestro mundo. Sin embargo, y muy a mi pesar, Mike fue tajante: “Las estrategias de marca son parte del problema” y si tuviera que pensar en una marca con la que colaboraría The Yes Men, “sería The Pirate Party”, un partido político internacional, con representación en el Parlamento Europeo, que aboga por reformar las leyes de propiedad intelectual, el derecho a la privacidad en internet y la transparencia de las administraciones, más conocido por colaborar recientemente con Wikileaks.

En su lado de la realidad, no existe el marketing. A quienes se dedican a ello en nuestro mundo, les lanzan un recadito: “dejad vuestros trabajos y poned todo lo que tenéis, cada pizca de vuestra energía en salvar el planeta, parar el cambio climático y traer justicia social a esta tierra. Os sentiréis mejor y viviréis más”.

Si te lo estás pensando, ahora The Yes Men empieza a “trabajar con organizaciones que tengan campañas específicas” así que, si formas parte de una organización o quieres colaborar en las sesiones de brainstorming, puedes ponerte en contacto con The Yes Lab y podréis “afrontar las cosas juntos”.


miércoles, 13 de abril de 2011

Publicitarios, ¿no queríais diálogo?


No son vándalos haciendo gamberradas por Madrid. Son las voces de sociólogos, abogados, profesores, amas de casa y artistas internacionales (entre ellos Jeff Stark que, por cierto, estará este viernes en el CCCB) que han colaborado en un proyecto de desobediencia civil con la intención de reclamar la calle o, como ellos mismos dicen, de "cambiar las expectativas de comportamiento público en espacios compartidos".

La semana pasada Jordan Seiler y compañía extrajeron el contenido de más de 100 marquesinas de Madrid. Esos espacios fueron okupados por mensajes redactados via email por distintos colaboradores del Madrid Street Ad Takeover.

"Alrededor de una Mahou, la vida es 5 estrellas" o "Coca-Cola. 125 años repartiendo felicidad" fueron sustituidos durante unas horas por:

PUBLICIDAD. El espacio público es de todos.

Hubiera preferido un muro blanco a este cartel de mierda.

Tengo que parar de decirme que esto me hará sentir mejor.

Opinión en la calle.

La calle opina.
Los publicitarios, ¿responden?



(Via Fubiz , Urbanprankster y elmundo)
(Foto 1, Vice)

martes, 22 de febrero de 2011

Adéu, creativos

No sé cuántos creativos publicitarios hay en España pensando ahora mismo cómo resolver su próximo briefing. ¿2.000?, ¿3.000?, ¿5.000 profesionales?

Unos cuantos. Y muchos, seguro, dotados con gran talento. Pero el trabajo que hacen -o que hacemos- no le gusta a le gente. Llevamos décadas interrumpiendo películas, ensuciando fachadas, llenando de basura los buzones, exagerando, gritando, inventando ficciones alejadas de la gente o hablando de cosas sin interés… ¿A quién puede gustarle eso?

A nadie.

No sé cuántas personas hay en España compartiendo ahora mismo, desde su ordenador de casa o del trabajo, divertidas anécdotas, historias emocionantes, vídeos con extraordinarias casualidades, o fotos de gatos. ¿1 millón?, ¿dos?, ¿diez?

Unos cuantos. Y de entre todas esas historias, aunque sólo sea por probabilidad, algunas de ellas sobresalen. Y conectan con la gente. Les entretienen, les divierten, les emocionan, les interesan.

Cada vez son más y hablan más entre ellos. Y a nosotros cada vez nos prestan menos atención.

¿Cómo competir por la atención? Yo creo que no podemos. Lo hemos hecho tan mal durante tanto tiempo que nos hemos ganado a pulso la marginación y el ostracismo.

No podemos imitar su espontaneidad. Pero podemos tratar de entender a los espontáneos. Dialogar con ellos e incluso comportarnos como si fuéramos como ellos: personas. Para que vuelvan a tratarnos como personas y dejen de vernos como intrusos.

Eso es lo que hemos intentado hacer con Lucas Jatobá.
Lucas es un brasileño que vivía en Barcelona. Para despedirse, tuvo una maravillosa idea: soltar media docena de globos con entradas para una obra de teatro, agradeciendo así los buenos momentos que pasó en la ciudad . Lo grabó en vídeo, lo colgó y lo compartió con sus amigos. Era una idea perfecta para Atrapalo.com, uno de nuestros clientes. Así que le propusimos volver a rodar el vídeo y facilitarle cientos de globos para que pudiera despedirse a lo grande de toda la ciudad:



Por primera vez, trabajamos una idea que no era nuestra, sino de Lucas, que es quien la firma. Y Atrápalo invirtió en un proyecto que no era suyo, sino de Lucas, que es quien lo firma. Qué caso tan raro.

Tanto que algunos usuarios comentan que no saben si es publicidad; unos pocos dicen que si esto es publicidad, ya no les gusta –tal vez sea muestra del odio que el marketing ha despertado en ellos durante tantos años de mal comportamiento-; y la mayoría, afortunadamente, admiten que sea o no publicidad, les encanta.

Me gusta pensar que cada vez veremos más casos como éste, en el que los verdaderos “creativos” serán los usuarios y “la gente de la agencia” nos dedicaremos a cazar oportunidades y recomendar a las marcas no qué decir, sino cómo comportarse.


lunes, 31 de enero de 2011

En la próxima nube no te abroches el cinturón

(Podrás encontrar este mismo artículo en Ling, la revista inflight de Vueling Airlines, en el número de febrero de 2011)

2010 fue el año de la nube. Dicho así, parece que estemos hablando del horóscopo chino o de una efeméride pero, en realidad, lo único que tienen estos conceptos en común es que tal vez afecten a nuestro futuro.

Llevamos años en la nube sin apenas darnos cuenta. Estamos en ella, por ejemplo, cada vez que utilizamos Gmail, Flickr, Facebook, o Spotify. Aplicaciones web a las que nos conectamos momentáneamente y que guardan información (documentos, fotos, música…) en la nube de internet. A este reciente modelo de trabajo se le denomina cloud computing y sus principales ventajas son el ahorro de costes y la accesibilidad a la información desde cualquier lugar conectado a la red. Es por eso que este tipo de aplicaciones está sustituyendo paulatinamente a los programas instalados en nuestros ordenadores que almacenan los datos en memorias locales.
Ya no necesitamos poseer un CD, ni tan siquiera necesitamos poseer la música, lo que necesitamos en realidad es acceder a ella en Spotify. Ya no necesitamos libros, sino acceder a su lectura en Amazon. Ya no necesitamos descargarnos una película o una serie, ni comprar un DVD, cuando podemos verlas online en Hulu o YouTube. No necesitamos las cosas sino las experiencias, los contenidos que llenan esas cosas.
La reciente consolidación del cloud computing es uno de los catalizadores de un cambio a mayor escala que sobrepasa los límites del mundo digital y pasa a modificar nuestro comportamiento en el mundo real o, lo que es lo mismo, nuestra cultura. Hoy vivimos permanentemente conectados y ya no sólo trabajamos o nos entretenemos en la nube, sino que estamos empezando a consumir y a vivir en ella.
Ilustración: cloudliving, por Caroline Selmes

En 2009, uno de los fundadores de la revista Wired, Kevin Kelly, defendía que “compartir es mejor que poseer". No es fruto de la casualidad que dos años más tarde sea ésa la palabra que vemos reproducida en cada website, en cada contenido digital y en cada rincón de las redes sociales. Compartir no es sólo una palabra de moda, es la piedra angular de un nuevo paradigma que quizá suponga además una alternativa al modelo económico y de consumo que tanto se está poniendo en duda estos últimos años.

Para qué necesito comprar una vivienda vacacional que sólo voy a usar un mes al año, si puedo intercambiar temporalmente mi casa con la de otra persona de cualquier parte del mundo en intercambiocasas.com.

Para qué necesito contratar hotel y guía, cuando puedo recibir el servicio persona a persona en la comunidad couchsurfing.org, simplemente subiendo yo también mi sofá o mi habitación de invitados a la nube.

Para qué necesito comprarme un coche que pasará 23 horas al día aparcado, cuando puedo utilizar servicios de Car Sharing como Zipcar (EE.UU., Canadá y Londres), Avancar.es (Barcelona), respiromadrid.es, hellobyecars.com, bluemove.es (Madrid), clickcar.org o ibilkari.com (Bilbao), pagar sólo por el tiempo que lo utilizo y ahorrar costes de mantenimiento y ambientales.

Para qué necesito comprarme una bici, cuando puedo compartirla gracias a Bicing (Barcelona), Vélib (París), Call a Bike (Alemania) o Barclays Cycle Hire (Londres).

Para qué necesito comprar un esmoquin, un taladro o un traje de novia que apenas serán útiles unas horas, cuando existen decenas de webs donde compartir, tomar prestados, alquilar o intercambiar esos objetos con otras personas: eBay, NeighborGoods, SnapGoods, ShareSomeSugar

Para qué necesito comprar libros si existen bibliotecas.

Cloudliving es una vida P2P, una red persona a persona, y no sólo ordenador a ordenador. Una vida en la que se tiene sólo lo que se necesita y, lo que no, se sube a la nube para que otro lo aproveche, optimizando el uso de los recursos existentes. Una vuelta a los sistemas más primitivos de intercambio sin sacrificar en absoluto los niveles de calidad de vida alcanzados, ni la capacidad de elección entre productos.

Rachel Botsman, autora del libro "What's Mine Is Yours: The Rise of Collaborative Consumption" apuesta a que “co-working, coachsurfing, banco de tiempo” y otras palabras relacionadas con compartir recursos serán próximamente palabras de uso común. Si nosotros apostamos por extender el significado de “vivir en la nube”, tal vez el borrascoso cielo de la economía acabe despejándose y no tengamos que preocuparnos tanto por apretarnos el cinturón.


lunes, 10 de enero de 2011

¿Los nuevos creativos deberán convertirse en nethunters?

Hace más de una década que se formuló la tesis “los mercados son conversaciones”. Para que se produzca una conversación hacen falta al menos dos sujetos (usuarios y marcas) y un objeto (un tema de conversación).

Seguramente los monólogos aún siguen siendo mayoría pero, poco a poco se percibe cierto aumento de conversaciones reales. Las marcas que han apostado por escuchar, rastrear el entorno, contestar o proponer temas sobre los que hablar toman ventaja en la mente de los usuarios y, de manera evidente, en las redes sociales.

Ya hemos mencionado varias veces algunos ejemplos de comunicación reactiva como “Polito” de Volkswagen, “la Búsqueda” de Atrápalo, la respuesta de Lufthansa a la filtración del prototipo del último iPhone y en las últimas semanas han aparecido algunos más:

- "KLM fleta un vuelo a Miami tras una petición masiva en Twitter".

A través de Twitter, varios artistas holandeses (dj’s y promotores musicales) proponen a KLM montar un vuelo directo a Miami para marzo, coincidiendo con uno de los eventos más destacados de la escena dance en 2011, el Ultra Music Festival. Si conseguían pre-reservar 351 asientos antes del 6 de diciembre. KLM aceptó esta propuesta - que podría ser considerada de crowdbuying - y en 5 horas habían completado el pasaje. Lógicamente, los usuarios aplaudieron la iniciativa y tuvo cierta repercusión.

- "Un vagabundo que protagonizó un viral será la voz del spot de Macaroni & Cheese de Kraft"

Un locutor de radio acaba en la calle y sin techo. Gracias a unos reporteros de un periódico local este vídeo se viraliza y convierte al vagabundo en un personaje popular en Internet.


A alguien de CP+B, la agencia de Kraft, se le ocurre que pueden darle trabajo en su próximo spot de Macaroni & Cheese. Un pequeño gesto que explotan muy bien a través de RRPP.

Da la sensación de que el marketing reactivo – o como queráis llamarlo – no ha hecho más que empezar. A mi modo de ver, más que una tendencia, es una fórmula que permite a las marcas intervenir de verdad en la conversación. La forma que han encontrado para hablar con sus públicos fuera de los canales publicitarios convencionales con suficiente legitimidad como para ser escuchados.

Si de verdad es así, me pregunto si los creativos publicitarios seremos cada vez más una especie nethunters, y si tendremos que dedicar parte de nuestro tiempo a rastrear en la red, detectar conversaciones y buscar la oportunidad de reaccionar de manera que las marcas para las que trabajamos demuestren su personalidad con hechos reales que sustituyan a esos monólogos que gran parte del público hace tiempo que dejó de creerse.

¿Qué opináis vosotros?

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